En Montevideo, Francisco Javier de Elío fue designado Virrey y reclamó la soberanía sobre todo el territorio. Pero, el 1 de enero de 1811, se produjo el "Grito de Ascencio".
José Gervasio Artigas sublevó a la población rural en favor de la causa de la independencia y, junto con el gobierno de Buenos Aires, sitió Montevideo.
Posteriormente, disintió de las autoridades porteñas en lo relativo a la organización del país, ya que intentaba preservar la autonomía de las provincias respecto del gobierno de Buenos Aires.
Otra complicación que tuvieron los patriotas fue que, en 1814, Fernando VII recuperó el trono de España y, decidido a reconquistar las colonias americanas, envió un poderoso ejército a estas tierras.
En 1815, las autoridades de Buenos Aires redactaron el Estatuto Provisional, documento en que se ordenaba a las provincias que eligieran diputados para integrar un congreso constituyente que se reuniría en Tucumán.
Se decidió que esa provincia fuera la sede por estar ubicada en el centro del ex Virreinato y para evitar un nuevo protagonismo de Buenos Aires.
Según el Estatuto, las provincias podían elegir un diputado por cada 15000 habitantes. Esto favorecía a Buenos Aires, la más poblada, por lo que las provincias que estaban bajo la influencia de Artigas (Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes y la Banda Oriental) rechazaron el Estatuto.
Las provincias que sí enviaron congresales fueron Buenos Aires, Catamarca, Charcas, Cochabamba, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Alto Perú (Moxos, La Plata), Mendoza, Potosí, Salta, San Juan, Santiago del Estero, Tucumán y San Luis.
El Congreso se inauguró con retraso el 24 de marzo de 1816. El Estatuto establecía que sólo podría comenzar a sesionar cuando estuvieran presentes dos tercios de los convocados y a éstos les resultaba muy difícil llegar a Tucumán por el mal estado de los caminos.
En esos momentos, la situación de la causa de la emancipación era crítica. Los patriotas habían sido derrotados en Chile, Venezuela y el Alto Perú. Además, la restauración monárquica en Europa fortalecía la posición de España.
Sin embargo, el 9 de julio de 1816, bajo la presidencia del sanjuanino Narciso de Laprida, el Congreso declaró la independencia de las Provincias de la Unión respecto de España y de toda dominación extranjera. La decisión provocó gran alegría.
Esa noche, hubo una fiesta en la casa del Congreso y otra, popular, en la plaza de la ciudad.
Para difundir la noticia, el Congreso envió a todas las provincias copias del Acta de la Independencia, incluso, se hicieron traducciones de ese documento al quechua y al aymará, las lenguas aborígenes del Norte y para mantener informada a la población acerca de todas las actividades del Congreso, se creó un periódico oficial: el Redactor del Congreso Nacional.
Para reafirmar la independencia del país, el Congreso debió emprender una serie de acciones. Envió tropas auxiliares al Ejército del Norte, repartió tierras para que no fueran invadidas por los indígenas rebeldes y trató de mejorar las relaciones diplomáticas con Europa, el Brasil y los Estados Unidos.
Además, el Congreso tomó otras medidas: fundó escuelas, aprobó el proyecto de creación de la Universidad de Buenos Aires y otorgó muchas becas a estudiantes.
En 1819, el Congreso sancionó una constitución, pero fue rechazada por los caudillos provinciales porque reafirmaba los privilegios de Buenos Aires y tenía una tendencia marcadamente monárquica. En la histórica Casa de Tucumán, propiedad de Doña Francisca Bazán de Laguna (hija del alcalde Diego Bazán y Figueroa). Fue donde el 9 de julio de 1816 el Congreso declaró la independencia de las Provincias de la Unión respecto de España y de toda dominación extranjera.
Ella la cedió al Congreso y, cuando éste se instaló en Buenos Aires, la casa volvió a su poder.
Con el paso del tiempo, se deterioró y, en 1947, fue reconstruida tal como era en 1816 y declarada Monumento Histórico nacional.
Fuente:
http://www.educar.org/comun/efemerides/argentina/historia-independencia-argentina.asp